viernes, 1 de marzo de 2013

La corrupción… ¡Qué felicidad!

Aviso:
Los comentarios no se censuran.
Beramendi no comenta los comentarios.
Cualquier contenido de cualquier entrada puede ser utilizado por cualquiera como guste. Ni "copirrais" ni chorradas de esas.

Estatus irónico: NADA - UN POCO - BASTANTE - MOGOLLÓN




   ¡Ay, Señor, Señor! ¡Cómo están las cosas! Es terrible todo lo que está saliendo. Tanta corrupción, tanto chorizo, tanta porquería…

   Pues yo estoy encantado de la vida. En vez de echarme las manos a la cabeza, cada día me sorprendo con una sonrisa más franca, más abierta, más alegre y simpática. Se debe, probablemente, a mi poco sentido común. Pero me da igual que así sea. Ni me escandalizo, ni me apeno, ni me entristezco, ni me asusto. Al contrario. Me encuentro más optimista, más contento, más agradable y más amable. Ya no me reboto en el coche; ahora cedo el paso con un saludo de propina. De repente, me doy cuenta de que estoy silbando Un rayo de sol, uo, uo, uo. Me regocijo con poco comedimiento cuando sale “otro más”  a la palestra. Estoy siendo testigo directo de algo que nunca había conocido en la abundancia y en la torrentera en la que ahora se está produciendo. Y espero, con inocente candor, que siga así mucho tiempo, todo el necesario hasta que salgan todas las asquerosas raíces de tanta mala y venenosa yerba como se ha apoderado de nuestra vida española en los últimos 30 años. ¡Qué grandioso espectáculo!

   Y yo, que al parecer tengo un concepto de crisis completamente aislado, (ver entrada del 15 de mayo de 2012) doy gracias a esta que estamos sufriendo… por lo que a la corrupción puesta contra la pared se refiere.

   ¡Ah, la crisis! De qué manera está poniendo las cosas en su sitio. Qué manera tan eficaz de sacar los vómitos sociales a la luz. Y cuánto queda por hacer. No tengo por menos que agradecer públicamente el trabajo de la Policía y de la Guardia Civil. Y espero poder hacer lo mismo con el Fiscal General del Estado y sus subordinados. Con los jueces de todo pelaje y, sin que sirva de precedente, con algunos periodistas. Es verdad que, al sacar la mierda a la superficie, el olor es nauseabundo; cierto es que entre los que la sacan, más de uno pone su poquito de estiércol en la montaña. Pero, eso son males menores, de momento… y sea vendeta, traición, chivateo o pasar al cobro los cheques antiguos, bienvenido sea.

   Ahora solo espero que cada palo aguante su vela. Que no nos salgan jueces ineptos o, peor aún, cobardes o vendidos. Que la policía y la Guardia Civil no reciba contraórdenes; que los fiscales se dejen de asociaciones a las que pertenecer y se dediquen a trabajar duro; que los inspectores de hacienda sigan siendo investigando; que los tribunales de cuentas se pongan a la tarea de una vez. Y que, cuando quede demostrado y bien claro, que el que la tenga que pagar lo haga hasta la última peseta y hasta el último día de cárcel. Sin excpeción.

   Por fin, de una puñetera vez, los que han sido más “listos”, los que han sido más sinvergüenzas, los que se han creído intocables, los que siempre han actuado impunemente, los engreídos, los avariciosos, los que han creado redes de corrupción personales u orgánicas, los que, en palabras del gran Juan Pablo II, han establecido tantas estructuras de pecado, todos ellos, cuando menos, están temblando. Si en verdad, cada uno paga lo suyo de acuerdo con la ley y con la justicia, esta terrible crisis, que ha hecho aflorar toda esta mierda, que ha obligado a ponerse en marcha, no habrá sido un sufrimiento inútil.

   Cada mochuelo a su olivo, sea el que sea y sea quien sea. Y, a partir de ahora, que cada cual se tiente la ropa antes de hacer una golfada.
Felices sueños.

Argako urretxindorra