lunes, 30 de septiembre de 2013

Rafael Casanova i Comes: la manipulación indecente del independentismo

Aviso:
Los comentarios no se censuran.
Beramendi no comenta los comentarios.
Cualquier contenido de cualquier entrada puede ser utilizado por cualquiera como guste. Ni "copirrais" ni chorradas de esas.
Estatus irónico: NADA - UN POCO - BASTANTE - MOGOLLÓN





Las celebraciones son acontecimientos alegres; son el recuerdo de un acontecimiento feliz de nuestra vida, de nuestra historia. Salvo en algunos casos. Hay quien celebra lo triste, la derrota, aquello que les hizo daño.

Es el caso, por ejemplo, de los catalanes que celebran la jornada de la Diada, a la que denominan en su estatuto «la Fiesta de Cataluña», oficializada como Día de Cataluña por el Parlamento catalán en 1980, creo recordar.

Y es el caso de la Generalidad cuando celebre el ya famoso tricentenario de 1714 con el que nos amenazan: no sé exactamente cuál será el objeto concreto de festejo y algarabía, pero básicamente, lo mismo. Ya tendremos ocasión de comentar el pitote.

Es un poco rara esta costumbre, ¿no? Creo que no existen muchas celebraciones de este tipo en el mundo. Mostrarían un modo de contemplar la vida paupérrimo, triste, desmoralizado… rarillo… Sin embargo, dice mucho de quien celebra una derrota, una pérdida, un fracaso. ¿Suena como posible el punto histórico que, bien manipulado, puede alumbrar determinados victimismos? A mí, sí.

No sé cómo lo vería ahora el señor Casanova, al que se le hace homenaje floral ese día. Si levantara la cabeza, ¿celebraría su derrota y todos los males que le supuso –no tantos como se da a entender-? Pues no lo sé, pero no termino yo de verlo.

A Rafael Casanova, austracista de pro, la derrota no terminó de llevárselo por delante, como algunos piensan. Creo que él se sorprendería mucho ahora viendo que hay quien piensa que fue muerto por Felipe V. ¡Hasta dónde llega la ignorancia cuando se busca con ahínco!

Al bueno de don Rafael no lo mataron, a Dios gracias. Murió en su camita. Y eso que estamos hablando de principios del siglo XVIII, cuando estas cosas que él hizo se pagaban con la vida. Pero la toma de Barcelona por las tropas del franchute duque de Berwick, no le supuso un hecho festivo. Todo lo contrario. Debió ser lo más triste que le sucedió en su vida. En lo personal, se refugió en casa de su hijo Rafael, en San Baudilio de Llobregat, y le obligaron a devolver el título de hombre honrado que le había concedido su admirado Archiduque Carlos allá por 1707, mediada la guerra. También es verdad que el Archiduque la había perdido, con lo que no es difícil entender que le ordenasen devolverlo. Y le confiscaron sus bienes.

Cinco años después de finalizar la Guerra de Sucesión, don Rafael fue amnistiado por su odiado enemigo, Felipe de Borbón, y, con esas, se volvió a su Barcelona del alma a continuar con su profesión, la de abogado. Cierto es que nunca dejó de ser austracista, y que su quehacer político, más o menos secreto, no lo abandonó. Aunque no está muy claro, Rafael Casanova parece ser el autor de un opúsculo titulado “Recuerdo de la Alianza”, publicado en 1736, en el «22º año de nuestra esclavitud.» En el librillo viene a recordar al rey inglés Jorge II la alianza pactada por él con el Archiduque Carlos en Génova para que le ayudara «a la entera recuperación de toda la Monarchía de España.»

Normal que el buen hombre, después de su derrota y bajo el reinado de aquél contra el que había luchado con tanto valor y encono, tuviese por esclavitud la vida después de la guerra. Aunque él continuó siendo bastante libre, si descontamos que había perdido inexorablemente todo el poder que acumuló durante la contienda, lo que debe jorobar bastante.

Por otra parte, he querido hacer mención al leitmotiv (el DRAE lo escribe junto) de su posible obrilla porque creo que deja bien claro que don Rafael no era anti español, ni independentista ni fantasmadas de tal calibre. Por el contrario, había luchado en un bando, que resultó ser el vencido (mala suerte), por «toda la Monarchía de España». 

Personalmente, sí pienso que Rafael Casanova i Comes merece un recuerdo especial y, por qué no, un homenaje anual. Fue hombre que demostró valentía a raudales en las peores circunstancias; cuya lealtad al Archiduque Carlos, en su intento por hacerse con el trono de España, fue intachable hasta el último de sus días. Luchó por continuar con el estatus quo del Antiguo Régimen, por continuar con sus costumbres, privilegios y honores, algo que tantos otros españoles hicieron. Era una de las opciones y él se decantó hasta el tuétano por ella.

De otra parte, no tengo la menor duda de que un hombre como él, nacido en Moyá hacia 1660, de no haberse topado en su vida con la muerte del rey Carlos II sin descendencia, habría vivido pacíficamente, como jurista, hombre rico y político local de Barcelona, sin ningún otro tipo de planteamiento. Así había sido durante sus primeros cuarenta años.

Sí, creo que es un personaje que merece reconocimiento en la historia de España y, particularmente, en la de Barcelona, y por extensión –solo por extensión-, en la de Cataluña. Apunto esto porque a don Rafael jamás se le pasó por la cabeza que luchaba contra España, sino a favor de España desde su visión política austracista, de continuidad del Antiguo Regimen de los Austrias; conservadora, si se quiere. Y luchaba contra el aspirante francés a ocupar el trono de España. No olvidemos que cuando cayó gravemente herido el 11 de septiembre de 1714, portando la bandera de Santa Eulalia –no la señera-, Rafael Casanova no sabía que más de un año después, en enero de 1716, se publicaría el Edicto de Nueva Planta para Cataluña.

¿No parecen fechas apropiadas para rendirle honores, sin manipulación, el día de su nacimiento, que desconozco, o el de su muerte, el 2 de mayo de 1743, casi 30 años después de la toma de Barcelona? Es lo natural, creo yo.

Sin embargo, las cosas no son así. A partir del interesante y doloroso siglo XIX, a partir de la Renaxença en Cataluña, a mediados de siglo; cuando se empieza a «sentir» el romanticismo político, instigado fundamentalmente por escritores, intelectuales y políticos a un tiempo por toda España (por toda Europa), es cuando se recupera la memoria de Rafael Casanova, impregnada de una pátina catalanista que, después de 150 años, poco tenía que ver con su visión política y vital. Y como, en general, somos nada respetuosos con la verdad, y algunos, brutalmente insidiosos y manipuladores de nuestra historia –mentirosos estratégicos, vaya-, pues el día de la derrota lo convierten en Día de Cataluña. Y en el día para dar homenaje a Rafael Casanova i Comes. Tristemente, no se respeta a los muertos. Tristemente, se manipula por las generaciones posteriores la memoria de hombres –y mujeres- de enorme valía. Tristemente, la política en España es una bazofia.

Pero jamás pienso que la política es cosa de políticos: es cosa de todos. Y si no, que se lo pregunten a los que se dejan engañar o se agarran conscientemente a las mentiras, propuestas o impuestas, como razón fanática de su inexistente pensamiento. Ya está bien de echar la culpa solo a los políticos y exonerar siempre al «pueblo inocente y tontorrón».

Me van a perdonar la expresión pero en mi pueblo, que son bruticos, se dice: «De puta a puta…, ¡taconazo!»

Arga-ko urretxindorra

viernes, 27 de septiembre de 2013

Los impuestos de Messi y la madre que parió a sus jaleadores

Aviso:
Los comentarios no se censuran.
Beramendi no comenta los comentarios.
Cualquier contenido de cualquier entrada puede ser utilizado por cualquiera como guste. Ni "copirrais" ni chorradas de esas.

Estatus irónico: NADA - UN POCO - BASTANTE - MOGOLLÓN




Ya sabrán que Leo Messi es un señor que juega al fútbol. Y sabrán también que lo hace fenomenal y marca muchos goles. Por eso, en su equipo le tienen en mucha estima y los aficionados del mundo entero –o muchos de ellos- pues lo mismo.

Y ya me imagino que sabrán también que el hombre, con todo eso y alguna cosilla más que tiene por ahí, se gana el jornal bien. No sé, me imagino que como a casi todo el mundo, lo de la crisis le habrá afectado.

Total, que el hombre tiene un problemilla… con Hacienda. O eso parece, que yo no sé. Lo digo porque hoy ha tenido que ir a ver a un juez, así que algo debe haber. Pero ha ido también su padre; se conoce que son muy familiares los Messi. Lo que no entiendo bien es porqué el juez les ha citado por separado y a distinta hora. A lo peor es que el papá de Leo también tiene un problemilla… con Hacienda. No sé, asuntos de ellos.

O no. Porque… no sé, no sé. Los de Hacienda le acusaron o le imputaron, o lo que sea, porque parece que al señor Messi –no sé si al hijo o al padre o a los dos- se le había olvidado pagar algún impuesto. Unos 4.200.000 euros (no sé si lo he escrito bien). Algo debía haber: el hombre fue corriendo a depositar 5.000.000 de euros en algún sitio para que se viera que tenía buena intención –y suelto, se ve que también tenía suelto-, y llegar a un acuerdo con los de Hacienda o con la justicia o con quien tenga que llegar.

Por lo que sé, eso correspondía a los años 2006, 07, 08 y 09. Y también he leído que, además de poner los 5.000.000, enseguida también puso 10.000.000 más –me estoy perdiendo con los ceros-; que, a lo que parece, también se le habían olvidado lo de 2010 y 2011 y la imputación de Hacienda se lo recordó.

A mí no me extraña que se le olviden estas cosillas, porque jugar al fútbol en Primera División te tiene que ocupar toda la cabeza; y como este señor, además, hace alguna chapucilla más en los ratos libres, pues… eso, que no me extraña que se le haya olvidado alguna detalle de los impuestos.

Yo no sé cómo funciona esto de los delitos fiscales ni si tienen cárcel o multas o llegas a un acuerdo y ya está. Lo digo porque esto del acuerdo me suena, que ya digo que no entiendo, a aquello que tanto se criticó no hace mucho de la “amnistía fiscal” y que tanto cabreo trajo. Aunque esto no debe ser lo mismo porque no he oído quejas ni cabreos ni nada. Total, que a los Messi, entre pitos y flautas, se les olvidó el detalle de pagar a Hacienda unos 14.000.000 de euros.

Hoy, a la entrada del juzgado, le esperaban algunas personas. Y le han jaleado y aplaudido; y le gritaban «Messi, presidente» -no sé si del Barça, de la Generalidad, de España o de Argentina-. De la comunidad de vecinos, no, porque él no vive en comunidad.

Hoy, se han presentado los Presupuestos Generales del Estado. Es decir, qué servicios nos vamos a poder permitir los españoles el año que viene y cuáles no. Con 14.000.000 de euros supongo que no da para nada. No sé… para pagar el salario mínimo interprofesional a 1.550 personas durante un año, se me ocurre. O para dar 70.000 becas de escolaridad ahora que se han recortado. O para 134.000 becas para libros a niños catalanes. O sea, nada.


No me estoy metiendo con el señor Messi… hoy. Lo que me parece un verdadero cachondeo es el grupo de seguidores de este tipo que le jaleaban. ¿Será que ellos también defraudan a Hacienda y actúan corporativamente? ¿O son, tal vez, más tontos que mear para arriba y decir que llueve? Fíjate tú que no vaya a ser que alguno de estos imbéciles se ha manifestado en alguna ocasión contra los recortes. Pagar impuestos jode. Y no pagarlos, también… pero a los demás. Lo de aclamar a un tipo al que se le ha “olvidado” pagar 14.000.000… ¿no es para colgarlos de un pino por el dedo meñique de un pie?

Arga-ko urretxindorra

jueves, 19 de septiembre de 2013

Fanáticos e independentistas catalanes: ¿tienen algún rasgo en común?

Aviso:
Los comentarios no se censuran.
Beramendi no comenta los comentarios.
Cualquier contenido de cualquier entrada puede ser utilizado por cualquiera como guste. Ni "copirrais" ni chorradas de esas.

Estatus irónico: NADA - UN POCO - BASTANTE - MOGOLLÓN




Creo que es una pena que hayamos perdido la capacidad de llamar a las cosas por su nombre. Y no tanto por una cuestión lingüística sin más, sino por lo que supone. He recibido un mensaje de una persona que me ha puesto de chúpame dómine por la entradilla sobre el fanatismo independentista. Naturalmente, no tengo nada que contestarle. Pero es curioso cómo él (o ella) no ha tenido el más mínimo reparo en deshacerse en improperios contra mí, la mayor parte de los cuales no me han convencido. Consejos vendo, para mí no tengo.

Me pide que retracte públicamente… je, jeré, jejé. Es lo que más gracia me ha hecho. En fin. Espero que no esté pendiente de mi retractación porque no la va a haber. Ni siquiera se da cuenta (él o ella) de que a una entradilla de tres al cuarto como la mía no le compete retractación alguna. Pero el fanático o la fanática en cuestión tiene perdida la realidad y su sentimentalidad exacerbada le lleva al ataque tipo miura, sin ver más allá de sus narices. Ni que mi opinión fuera la del Presidente del Gobierno.

Por el contrario, voy a insistir en ello.

El independentismo catalán es fanático, básicamente, fanático. Y los independentistas catalanes son fanáticos, prioritariamente fanáticos. Hagamos un ejercicio sencillito de comparación entre las características del fanático y las del independentista catalán:

1. El fanatismo es una pasión desmedida, exacerbada y tenaz hacia una causa. ¿Se cumple en el caso de los independentistas?

2. El fanatismo consta de tres elementos fundamentales: una apasionada e incondicional adhesión a una causa, un entusiasmo desmedido y monomanía persistente hacia determinados temas. ¿Se cumple?

3. Puede incluir como síntoma el deseo incondicional de imponer una creencia, considerada buena para el fanático o para un grupo de ellos. ¿Se cumple?

4. Puede concitar, al mismo tiempo, afinidad hacia la causa y contraposición hacia lo que entiende como contrario a la misma. ¿Se cumple?

5. La conciencia de la individualidad se suprime total o parcialmente mediante la atenuación de la conciencia del yo, por una parte, y mediante la acentuación de la pertenencia a lo otro. ¿Se cumple?

6. Epistemológicamente, para el fanático no cabe el debate o la búsqueda común de la verdad. Él cree poseer la verdad de manera tajante. ¿Se cumple?

7. El fanático se caracteriza por un espíritu netamente maniqueo y por ser enemigo de la libertad, en particular, de la libertad de lo que él considera los otros. ¿Se cumple?

8. Otro rasgo es el dogmatismo: la fe en una serie de verdades que no se cuestionan ni razonan porque lo son por su propia naturaleza o en relación con una autoridad. ¿Se cumple?

9. Otro más es la carencia de espíritu crítico; es decir, no se admite la libre discusión acerca de las propias verdades ni la crítica racional. Tampoco se está abierto al cambio de las ideas propias respecto del objeto de su obsesión. ¿Se cumple?

10. El maniqueísmo: las diferencias son consideradas de manera radical; no se admiten los matices (o conmigo o contra mí). Además, la diversidad humana suele encerrarse en dos categorías: buenos y malos. ¿Se cumple?

11. Odio a la diferencia: desprecio y rechazo a lo que escapa de sus modelos y etiquetas. ¿Se cumple?

12. Autoritarismo: afán de imponer las propias ideas y de forzar a que todo el mundo se adscriba a ellas. ¿Se cumple?

La verdad es que esto no supone una retractación como me exige el demandante. Pero como esto sí es libre, se puede contestar a todo que no se cumple. Lo cual probará mi ignorancia al respecto y mi propio fanatismo. De todos modos, tampoco conviene tomarse muy en serio esta especie de test de revistilla rosa, que no es para tanto.
 

Arga-ko urretxindorra

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Durante 40 años, la familia Lykov vivió completamente aislada del mundo, sin saber que la Segunda Guerra Mundial había terminado (II)

Aviso:
Los comentarios no se censuran.
Beramendi no comenta los comentarios.
Cualquier contenido de cualquier entrada puede ser utilizado por cualquiera como guste. Ni "copirrais" ni chorradas de esas.

Estatus irónico: NADA - UN POCO - BASTANTE - MOGOLLÓN




Segunda parte.



El viejo Lykov después de unas cuantas visitas
Los cuatro científicos enviados a aquel distrito para llevar a cabo prospecciones de mineral de hierro fueron informados sobre el avistamiento de los pilotos, lo que les dejó perplejos y preocupados. El escritor Vasily Peskov anota sobre esta parte de la taiga que “es menos peligroso toparse con un animal salvaje que con un extraño.” Los científicos decidieron investigar, en vez de quedarse esperando en su campamento base temporal, a unos 15 kilómetros del emplazamiento recién descubierto. Dirigidos por la geóloga Galina Pismenskaya, “elegimos un buen día y pusimos regalos en nuestras mochilas para nuestros potenciales amigos” –aunque, solo con el fin de sentirse seguros, recordaba, “comprobé la pistola que llevaba colgada.”


Conforme los intrusos trepaban por la montaña en dirección al lugar señalado por los pilotos, comenzaron a encontrarse con signos de actividad humana: un tosco camino, una vara, un tronco colocado a través de un riachuelo y, finalmente, un pequeño cobertizo lleno de contenedores de corteza de abedul con patatas secas. “Entonces,” –comenta Pismenskaya, “al lado de un riachuelo había una vivienda. Ennegrecida por el tiempo y la lluvia, la cabaña tenía amontonadas por todos lados morralla de la taiga: cortezas, palos, tablones… Si no hubiera sido por una ventana del tamaño de un bolsillo de mi mochila, habría sido muy difícil de creer que allí vivía alguien. Pero sí, sin duda vivían en ella… Como pudimos comprobar, nuestra llegada ya había sido observada.”


 “La pequeña puerta de la choza chirrió y la figura de un hombre viejo salió a la luz del día, como de un cuento de hadas. Descalzo, llevaba una camisa hecha de arpillera remendada y vuelta a remendar. Usaba unos pantalones del mismo material, también lleno de remiendos, y tenía una barba desaliñada. El pelo, despeinado. Parecía asustado y estaba muy atento… Teníamos que decir algo, así que yo fui la primera: «Saludos, abuelo. Hemos venido a visitarle.»


El abuelo no contestó inmediatamente… Finalmente, oímos una voz suave e indecisa: «Bien, ya que han viajado desde tan lejos, también podrían entrar.»

La visión que tuvieron los geólogos cuando entraron en la choza fue como si entraran en un lugar de la Edad Media. Mal construida con cualquier material que caía en sus manos, la vivienda no era mucho más que una madriguera, ­-“una especie de perrera hecha de leños negros por el hollín y tan fría como una bodega, con el suelo que consistía en peladuras de patata y cáscaras de piñones.” Echando un primer vistazo alrededor, los visitantes vieron, a través de la tenue luz, que todo era una sola habitación. Era estrecha y mohosa, e indescriptiblemente sucia; sujeta por unas viguetas deformadas y, sorprendentemente, el hogar de una familia de cinco personas.


De repente, el silencio se rompió por unos sollozos y lamentos. “Solo en ese momento vimos las siluetas de dos mujeres. Una de ellas, al borde de la histeria, rezaba: «Esto es por nuestros pecados, por nuestros pecados.» La otra, escondida detrás de un poste de madera, cayó lentamente al suelo. La luz que entraba por la ventanilla de la choza se posó sobre sus ojos, muy abiertos y llenos de terror, y entonces nos dimos cuenta de que teníamos que salir de allá lo más rápidamente posible.”


Precedidos por Pismenskaya, los científicos salieron a toda prisa de la cabaña y se alejaron hasta un lugar a cierta distancia, donde sacaron algunas provisiones y, en silencio, empezaron a comer algo. Una media hora después, la puerta se abrió con un chirrido y aparecieron el viejo y sus dos hijas, ya sin signos de histeria pero claramente asustadas y “con enorme curiosidad.” Cautelosamente, las tres extrañas figuras fueron acercándose despacio para sentarse junto a sus visitantes. Rechazaron el ofrecimiento de los científicos, un poco de pan, mermelada y té, musitando casi inaudiblemente “No se nos permite eso.” Cuando Pismenskaya les preguntó: “¿Han comido ustedes pan alguna vez?”, el viejo contestó: “Yo sí, pero ellas no. Nunca han visto pan.” Por fin, el viejo era inteligible. Las hijas, en cambio, hablaban un idioma distorsionado por toda una vida de aislamiento. “Cuando las hermanas hablaban entre ellas sonaba como un lento susurro poco nítido.”

El hogar de los Lykov

Lentamente, después de varias visitas llenas de paciencia, la historia completa de la familia salió a la luz.


(Fin de la segunda parte)


Arga-ko urretxindorra