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Estatus irónico: NADA - UN POCO - BASTANTE - MOGOLLÓN
Estatus irónico: NADA - UN POCO - BASTANTE - MOGOLLÓN
Dejando al margen cualquier otra cuestión, de suma importancia,
como la justicia social o la redistribución de la riqueza, resulta que no todo
es verdad, ni todo lo que se dice es verdad. Ni todo el que dice es veraz.
El asunto del «expolio»
de España a Cataluña, tal como lo presentan los independentistas catalanes, es
más de lo mismo. Pesadísimo y falso como solo estas cosas independentistas
pueden serlo. Pero, como siempre, a base de repetirlo y repetirlo termina por surtir efecto: hay
mucha gente que se lo cree a pies juntilla. Y otros muchos a los que les crea
dudas.
Los políticos independentistas catalanes, empezando por Arturo Mas, siguiendo por José Antonio Durán Lérida y terminando por Andrés
Mas-Colell, no descansan en este aspecto. Por supuesto, piden transparencia
en las cuentas del Estado, luz y taquígrafos, que los ciudadanos sepamos, con
números, cómo el Gobierno español «expolia»
a Cataluña. Y no tienen empacho, tampoco, en hacer declaraciones públicas
denostando a otras regiones españolas y tildándolas de vagos y aprovechados:
aquello de que los catalanes trabajan para que los andaluces se gasten el
dinero en los bares. Si bien parte de este discurso levanta las iras de muchos
en el resto de España, en Cataluña vende muy bien que, en el fondo, es de lo
que se trata. De otra parte, deja la puerta abierta constantemente a que los
propios gobiernos de la Generalidad, en su desastrosa gestión económica, jamás
sean responsables: el problema es el «expolio»
que España lleva a cabo en Cataluña. Y fin de la cuestión.
Resulta que ha caído en mis manos un documento publicado este mes por
La Voz de Barcelona. En este se
cuenta cómo los anteriormente mencionados mienten de manera escandalosa, cosa
nada sorprendente. Creo que en las cuestiones públicas, y más si se trata de
las cuentas de todos, ocultar algo, mostrando solo lo que interesa, es la forma
más abyecta de mentir. Pues bien; el consejero de economía de la Generalidad
presentó, la pasada primavera, las balanzas fiscales de todas las autonomías en
relación con el Estado.
Mi primera pega está en que no sé quién es este buen
señor para hacerlo, dado que no es en absoluto su competencia y, sobre todo,
que no sé de dónde ha obtenido los datos. Por tanto, poco fiable me parece.
La segunda objeción es que su intención declarada era la de
mostrar eso que llaman el «expolio»
de Cataluña. Poner números encima de la mesa con la hipótesis ya aprobada como
un hecho es una trampa grosera.
Uno de los problemas para el cálculo de esta materia es que
hay varias fórmulas diferentes. Al menos, cuatro. Y que los resultados que se
obtienen aplicando una u otra son divergentes. Según la presentación que hizo
Mas-Colell, y que repitieron y editorializaron hasta el hartazgo la mayor parte
de los medios catalanes, el famoso expolio es evidente. Ya he dicho con
antelación mis muchas reservas al respecto.
Los dos métodos más habituales de
cálculo son el de carga-beneficio y el de flujo monetario. A estos, el señor
Mas-Colell decidió añadir otros dos: los métodos neutralizados, es decir,
aquellos que se cocinan una vez
obtenidos los resultados de los primeros. La cosa queda como sigue:
-
Método carga-beneficio neutralizado (cocinado): 16.409 millones de déficit.
-
Método flujo monetario neutralizado (cocinado): 11.261 millones de déficit.
-
Método carga-beneficio sin neutralizar: 791
millones de déficit.
-
Método flujo monetario sin neutraliza: ¡4.015 millones de superávit!
Curioso esto de los cálculos. Por cierto, una pregunta
tonta: ¿saben qué datos presentó el señor Mas-Colell? Sí, han acertado: el
primero y el segundo. De los otros dos, ni pío. ¿No da un poco mucho de
vergüenza? Si mienten en esto, ¿en qué dicen la verdad?
El tercero se publicó más adelante por la propia Generalidad
en un tocho de documentación sobre la economía catalana, en un apartado de no
muy fácil acceso. ¿Y el cuarto? El cuarto se ha conocido en La Voz de Barcelona a través de otro
documento publicado, por error, por
un órgano asesor de la Generalidad. Todo muy transparente y muy limpio, tal y como
los políticos catalanes exigen al Gobierno nacional. “Consejos vendo; para mí, no tengo.”
A todo esto, añadamos otro tipo de problemas que tienen
estos datos de difícil solución. Por ejemplo: los territorios no pagan
impuestos; somos los ciudadanos. En este sentido, los mismos paga un catalán
que gana 120.000 euros que un murciano que gana 120.000 euros. Por ejemplo: ¿dónde
se imputan los gastos y los ingresos? Cuando una señora segoviana compra un
producto catalán ¿cómo se cuenta ese IVA? Por ejemplo: ¿Cómo se reparte la inversión
del AVE Madrid-Barcelona? Por ejemplo: ¿qué sucede con las inversiones per cápita?
La construcción de un kilómetro de carretera tiene el mismo coste medio. Diez
kilómetros construidos en Madrid o en Barcelona, donde esa carretera la van a utilizar
600.000 conductores, tiene el mismo coste que diez kilómetros construidos en
Teruel, donde los usuarios van a ser 10.000. Ahora bien: la inversión por
habitante en Madrid o Cataluña habrá sido mucho menor que en Teruel, aunque el
coste, el dinero gastado, haya sido exactamente el mismo.
Entre las mentiras y las propias dificultades de los
cálculos, ¿cuál es la verdad sobre el «expolio
fiscal» a Cataluña? Y todo esto dejando a un lado, como decía al principio,
asuntos capitales como la solidaridad, la justicia distributiva o el reparto de
la riqueza.
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