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Cualquier contenido de cualquier entrada puede ser utilizado por cualquiera
como guste. Ni "copirrais" ni chorradas de esas.Estatus irónico: NADA - UN POCO - BASTANTE - MOGOLLÓN
Es parte del juego. Ahora, en Europa –y en España- seremos
públicamente asistentes al teatro de la hipocresía. Con sus detalles
interesantes, por cierto.
Todo el mundo se lleva las manos a la cabeza, como si nadie
hubiese sido consciente hasta ahora de que hay espías. Y de que cobran por
hacer su trabajo: espiar. El juego hipócrita que, en este clásico del teatro,
toca representar, es el de la reacción de los espiados. ¡Qué vergüenza! ¡Qué
horror! El teléfono de la Merkel estaba siendo espiado. Por supuesto que estaba
siendo controlado. Si no, vaya porquería de servicios secretos que estarían
pagando los americanos. Es que, otra vez insisto, los espías están para espiar.
La señora Merkel también
tiene espías. Por ejemplo, el BND, que en español es fácil de decir: Servicio Federal de Inteligencia (o de
Información); pero es que en alemán, con esa costumbre de juntar palabras… no
sé si sabré escribirlo: el Bundesnachrichtendienst, creo. A estos muchachos espías, la señora
Merkel ya les tiene dicho que no entren en los teléfonos particulares de las
personas, porque es de mala educación… y un delito. Esta “oficina” del gobierno alemán depende, directamente, de la oficina
de la Canciller. Seguro que doña Merkel les ha puesto a espiar a las vacas
holandesas, que producen más leche per cápita que las alemanas. ¿Se lo cree
alguien? Además, Frau Präsidentin
tiene a su disposición alguna cosilla más: el Amt für Militärkunde, la Oficina de Ciencias Militares
que, en realidad, no es más que la tapadera de los militares que forman parte
del BND (una plantilla de 605 militares trabajando para el servicio
secreto civil alemán).
También tiene a la Bundesamt für Verfassungsschutz,
en cortito la BfV, que bajo el nombre
de la Oficina Federal de Protección de la
Constitución, se dedica a lo mismo, a espiar a todo bicho viviente... de interés, calro. Y
16 “sucursales” más: las Landesämter
für Verfassungsschutz, en cada uno
de los «länder».
Y aún tiene más en esto del espionaje: la Militärischer
Abschirmdienst, MAD, la Oficina de Contrainteligencia Militar.
No tengo ni la menor duda de que la enorme cantidad de espías alemanes, más de
10.000 hombres y mujeres, se dedican a hacer calceta y les pagan por ello. Seguro.
Podemos continuar
con otros espiados europeos, que si no han salido aún, no importa porque los
tienen bien pinchados, como Monsieur Hollande, le socialiste Première Ministre de la France, y su Direction générale de la sécurité extérieure.
Que tienen un lema gracioso: “Partout où
nécessité fait loi”, algo así como “En
todo lugar donde la necesidad hace ley”. También se dedican a tejer
bufandas, obviamente.
O a Mister Cameron,
con su Secret Intelligence Service (MI6) y su Security Service (MI5), que no son tan sofisticados y
simpáticos como James Bond, precisamente.
O al señor
Berlusconi, que aunque está con un pie en prisión (nunca se sabe con este
tipo), el móvil lo tenía más pinchado que un globo de tres pesetas. Estos
italianos también tienen sus cosillas: el Comitato
esecutivo per I servizi di informazione e di sicurezza, CESIS; o el Servizio per le Informazioni e la Sicurezza
Democratica, SISDE; o el Servizio per
le Informazioni e la Sicurezza Militare, SISMI. Al nuevo Primer Ministro
italiano, Enrico Letta, le espían los americanos, los alemanes, los franceses,
los ingleses y los propios italianos. Puede que hasta los españoles.
Esta opereta bufa, a
la que tenemos ocasión de asistir, es eso: una bufonada. Está bien que los
gobiernos hagan el paripé, se pongan muy serios y dignos, llamen a los
embajadores y todo eso. Todos espían, y desde la época de las cavernas. A ver, si
no.
Lo interesante de
todo esto son las excusas del gobierno Obama, (vaya papelón que le ha tocado
jugar al redentor del mundo para la
izquierda europea) y, sobre todo, el cuidado sudoroso de los progresistas
españoles a la hora de hacer declaraciones a este respecto. Me encanta leer sus
muy seleccionadas palabras para proteger a Obama o, más bien, para protegerse
ellos mismos de sus excesos verbales y festeros cuando este salió elegido presidente de los
Estados Unidos: hipocresía y sudores a raudales.
Eres grande, querido Beramendi... el único problema de esta situación es que se ha publicado en los periódicos... Y ha puesto en evidencia a los espiados, que no a los espías... Mucho orgullo herido...
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