jueves, 24 de mayo de 2012

La Final de la Copa del Rey… 2011, y don Andoni Ortúzar Arruabarrena.

Andoni Ortúzar Arruabarrena se tituló como periodista en la Universidad del País Vasco. Trabajó algo en Radio Popular de Bilbao y, pronto, ingresó en la redacción de Deia, el periódico oficialista del PNV. Además de periodista, dedicó su tiempo a la política, en la rama sindicalista. Ya se sabe que aquí, en España, el sindicalismo es una rama política; por cierto, bastante lucrativa y provechosa para quien apunte maneras. Como miembro del sindicato Euskal Langileen Alkartasuna, más conocido por sus siglas en vasco y español, ELA-STV, y que, naturalmente, es el sindicato oficialista del PNV (ya les decía, una rama de la política provechosa para los listos), llegó a presidente del comité de empresa de Deia. Todo queda en casa.

La historia le dio a Ortúzar para vivir hasta 1987. Ese año, abandonó el periódico. ¿Por qué? Porque consiguió otro trabajo, naturalmente. Fue nombrado asesor (qué magnífico invento este de los asesores) del Departamento de Presidencia, Justicia y Desarrollo del Gobierno Vasco. Naturalmente, el partido gobernante era el PNV. Que si hacemos cuentas ha estado gobernando desde 1979 hasta 2009. 30 años en los que bien se puede establecer una especie de red clientelar de difusas fronteras e indefinidos límites entre Partido, Sindicato, medio(s) de comunicación, asesores del Partido o del Sindicato para el gobierno, directores de agencias institucionales o públicas, empresas públicas… El Partido y el Sindicato, en 30 años, se convierten en magníficos semilleros de cargos públicos de todo tipo. Y en atractivas ETT –bueno , quizá la última T habría que cambiarla por CE, casi eterno- a las que los jóvenes vascos se afilian para asegurarse la carrera profesional sin más competencia social que las zancadillas internas propias de todo partido y sindicato que se precie.

Volviendo a Andoni, continuó con la expansión de su carrera. El de Sanfuentes obtuvo un nuevo nombramiento en 1991, también de asesor. Esta vez en la Secretaría de la Presidencia y, de ahí, a la entonces recién creada Secretaría General de Acción Exterior, que suena un poco arcaico y como clandestinillo,  pero que es un órgano oficial del Gobierno Vasco. Y continuó Ortúzar. En el 92, nuevo cargo: Coordinador de la Secretaría. Hay que reconocer la capacidad de adaptación de este hombre, al que cambian de puesto cada nada, y el tío se hace a todo. Ahora, ya no es asesor. Ya tiene puesto de miembro. En concreto, es el responsable directo del Gobierno Vasco en la preparación de las misiones institucionales en el exterior y de las visitas oficiales de mandatarios y personalidades al País Vasco.

En 1995 deja de ser coordinador para ocupar el puesto de su antiguo jefe: Secretario General de Acción Exterior del Gobierno Vasco, con dependencia directa del lehendakari. Había dejado Deia ocho años antes; lo digo para tener un referencia en esta locura de ascensos. Del 95 al 99, tres cargos más, que no escribo porque son larguísimos y rimbombantes hasta no poder más.

En 1999, Andoni es nombrado, por fin, nada más y nada menos que Director General de EITB, o sea, la radio y la televisión pública vasca. La perfecta simbiosis: el partido da al hombre, el hombre da al partido y así, hasta el infinito. El bueno de Ortúzar Arruabarrena, don Andoni, esta vez se quedó pegado al sillón; el hombre no se movió de él hasta 2008, algo completamente anormal en su carrera. Y salió, básicamente, porque su PNV del alma perdió el Gobierno, o algo así. Y se fue al paro… ¡Que no, que es broma! Fue elegido Presidente del BBB, o sea, del Bizkai Buru Batzar; o sea, el jefazo del PNV en Vizcaya. ¡Qué bonita es la lealtad mutua! El partido da la hombre, el hombre da al partido, el partido da al hombre… Aunque, esto ya lo he dicho antes, ¿no?

Bueno, Andoni vuelve al seno –más bien a la cúspide- del Partido-amatxo ( o aitatxo, porque no sé bien si el PNV debe considerarse como una madre o como un padre).  Y va un día y dice, que es a lo que va todo esto, después de esta pequeña introducción:

“Un partido de fútbol es un partido de fútbol; no convirtamos un campo de fútbol en el Congreso de los Diputados.”  Les suena de qué va esto, ¿no? Lo de la Copa del Rey, exacto. Y dice también el bueno de Andoni:

“Seguramente nadie pitaría al himno español, si antes o después, se pusiera el himno vasco y el catalán porque también tenemos himno, somos países que tenemos himno. ¿Por qué no se toca nuestro himno?"

Dice más cosas, pero son bastante menos inteligentes que estas. Así que no las recojo. ¡Grande, Andoni!

Este buen hijo predilecto del Partido, entregado desinteresadamente a la causa vasca en cuerpo y alma, o no tan desinteresadamente porque lleva viviendo de la causa toda la vida. Pero en cuerpo y alma, sí, entregado. Pues este buen hijo, es uno de esos genios de la estrategia nacionalista. No en vano, es un consumado especialista en lo de “exteriores” por dedicación… de cargos. Y como tal estratega, se sabe de memoria cómo hacer declaraciones públicas en favor de la causa, siempre la causa.

Primero, una frase de estas cortas, ocurrentes (¿?), con rasgos de poner paz y equidistante, siempre, medidamente equidistante.

Y después, el característico comentario nacionalista profundo, que tiene unas notas definidas:

a)    Siempre victimista.
b)    Siempre dejando entrever la injusticia del país opresor (“… porque también tenemos himno").
c)    Siempre anunciando el “derecho” que se les va a conculcar (“¿Por qué no se toca nuestro himno?”)
d)    Siempre dejando la afirmación soberanista (“Somos países que tenemos himno.”)
e)    Y siempre, dejando el puntito de chantaje o de amenaza, según convenga (“Seguramente, nadie pitaría al himno español si…”).

Siempre es lo mismo, no se piensen. Les aseguro que si analizan cualquier declaración nacionalista desde el prisma de estas cinco características, les salen las cinco. Lo que pasa que no merece la pena hacerlo porque es bastante aburrido. Lo único, eso sí, es que sabiendo esta recetilla uno deja de dar importancia al 99% de las baladronadas con que nos hastían día sí y día también; y con ello se ahorra tiempo y disgustillos tontos.

Arga-ko urretxindorra

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