lunes, 13 de agosto de 2012

Marinaleda, el paraíso comunista: cómo construirse un feudo propio. (Parte II).


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Me van a permitir que sea deliberadamente desordenado en la exposición. Se trata de un recurso estilístico que pretende, en la intención del escribiente, crear una cierta confusión en el lector a base de picotear de aquí y de allá. Así parece que Marinaleda tiene más trasfondo del aparente. Pero, entiéndase bien: solo se trata de un recurso meramente estilístico. No vayan a pensar otra cosa, por favor.

Resultados electorales.

                Desde 1979, cuando todavía no existía Izquierda Unida, el CUT, Colectivo de Unidad de los Trabajadores, al que luego se le añadió la sigla BAI, Bloque Andaluz de Izquierdas –esto último es la plasmación de la idea independentista de Andalucía- ha ganado las elecciones municipales sin solución de continuidad y a lo bestia. Sus mayorías absolutas son eso: absolutas. En las últimas, 2011, obtuvo más del 73% de los votos. El siguiente partido, el PSOE, se quedó con un mísero 21,4%. Y el siguiente, el PP, simplemente no existe (4,1% escaso). Un milagro democrático de José Manuel que, después del pequeño susto de las elecciones de 2007 -el PSOE obtuvo 4 concejales- se puso "manos a la obra" para que eso no volviera a suceder.

Yo tengo un perrillo, Ron, al que, cuando me obedece –casi nunca- le doy una galletita como premio. A veces también se la doy antes, para ver si consigo que me obedezca. Inútil.

«Lunes 23 de mayo, Marinaleda amanecía mucho más tranquila de lo habitual. La Avenida de la Libertad, la principal arteria del pueblo, despertaba desierta, sin el normal transito (sic) de coches y tractores de todos los días, algo había pasado, y así fue: la noche anterior, en mitad de la euforia desatada por los resultados obtenidos por la CUT-BAI (Colectivo para la Unidad de los Trabajadores-Bloque Andaluz de Izquierdas) integrada en Izquierda Unida de Andalucía, se había decidido por aclamación popular no trabajar el día siguiente y continuar las celebraciones con una gran comida popular a base de aceitunas de la tierra, salmorejo, jamón y cerveza fría» (de un artículo de Antonio Torres para Kaos en la red).

Todo muy vecinal, festivo y popular, a la par que demostrativo del «saber ganar». Imagínense por un momento que el Partido Popular de Murcia, por ejemplo, con su casi 60% de votos en 2011, decide por aclamación asamblearia, es decir, de sus votantes mayoritarios, que siempre estarían de acuerdo, decretar, perdón, «decidir» un día de fiesta y de celebraciones populares. Poco elegante, ¿verdad? Un poco como de «mi cortijo», ¿no? ¿Qué diría Izquierda Unida ante eso? Seguro que ponía el grito en el cielo. Hablaría de caciquismo, déficit democrático, los mismos de siempre, peor que con Franco… Pues no. Si esto sucede en Marinaleda, todo es diferente. El triunfo de un partido político, por enésima vez, y la «decisión» del pueblo de celebrarlo con un día de fiesta no tiene sabor caciquil ni rancio ni antidemocrático. ¿Será  que las cosas dependen de quién las haga y no de qué se haga? Pues, sí, claro. La diferencia en el reparto de galletitas, es que Ron, mi perrillo, sigue pasando de mí.

Por cierto, es una chorrada, pero no he conseguido saber si el salmorejo y la cerveza fría lo puso el ayuntamiento de Marinaleda, el CUT-BAI-IU o se lo trajo cada uno de su casa. Y tampoco sé si al día siguiente volvieron a trabajar y rindieron. Ya se sabe, las «fiestas patronales» con cervecita en abundancia, suelen traer resaquilla al día siguiente. ¡Ah! Me imagino que el CUT-BAI no dispuso sus habituales «piquetes informativos» por el pueblo para los reticentes a participar en el día de asueto popular. Lo digo por la enorme afición que la CUT-BAI y el SOC tienen a hacer entrar en razón al prójimo tonto, mediante el amor por la utopía de la paz del que siempre hace gala.

Sin ir más lejos, un piquete informativo de estos muchachos, capitaneado por el maestro José Manuel, se dirigió al pueblo de al lado, El Rubio, en la festividad de la huelga del 29-M. El pueblo de al lado les cae muy mal, porque nunca han ganado unas elecciones en él. Es un pueblo de fascistas. Así que se dieron una vuelta por él. Y se encontraron lo que esperaban. En el instituto de secundaria, al que no había acudido más que un alumno -los padres de El Rubio saben cómo se las gastan los políticos del pueblo vecino-, sí que estaban 16 profesores y el director. Como no había chicos, estaban en la sala de profesores, en su puesto de trabajo, y el director en su despacho. Los "amantes de la paz" del SOC y de la CUT-BAI, no entraron por la puerta, que estaba cerrada. Así que se tomaron la molestia de saltar la valla. Una vez dentro del edificio de aulas, lo recorrieron a grito pelado, clase por clase, portazo por portazo, hasta que dieron con los desafectos y esquiroles docentes. El portavoz de los informadores fue el alcalde de Marinaleda. Los profes se vieron obligados a abandonar el centro. Las razones esgrimidas por Sánchez Gordillo y sus congéneres no debieron ser muy sutiles ni pacíficas, porque, una vez fuera del recinto, los dieciseis profesores se tomaron la molestia de acercarse al pueblo de Herrera, donde está el cuartel de la Guardia Civil, y presentaron dieciseis denuncias.

El director, como era su obligación -valiente, el tío- se quedó en el instituto, al pie del cañón durante toda la jornada. Al día siguiente, también se fue hasta Herrera y presentó su propia denuncia ante la Guardia Civil.
Los miembros de la CUT-BAI y SOC también se acercaron al colegio de Primaria, donde había, en este caso sí, algunos chavalillos, pequeñítos, como corresponde a un centro de estas características. Dicen que los niños pasaron miedo y que muchos lloraban "por la actitud violenta de los miembros del piquete".

El regalo de despedida de la maestra
Y en otro pueblo, Badolatosa, una de las maestras de Infantil y Primaria se les debió poner chula y se negó a secundar la huelga. Pero, al final, la pobre entró en razón y tuvo que marcharse. Su regalo de despedida se lo encontró cuando iba a recoger su coche.

Si me lo permiten, de la anécdota, quédense con la copla de los usos y costumbres de Sánchez Gordillo en/con “su” pueblo y en/con los demás pueblos.
                 
                   En los pueblos de alrededor, ¿sucede lo mismo con los resultados electorales? No. ¿Por qué? ¿Es que sus habitantes son más tontos? Pues no hay ningún estudio que lo avale. Veamos.

Estepa. Población de 12.682 habitantes. Del año 79 al 2011, gobierna el ayuntamiento el PSOE. Desde 2011, el Partido Andalucista en coalición con el PP.

Herrera. Población de 6.543 habitantes. Hasta 2011, PSOE. Desde 2011, PP.

El Rubio. 3.565 habitantes. PSOE desde siempre.

Écija. 40.534 habitantes. Hasta 2011, PSOE. Desde 2011, PP.

                A esta situación política de los cuatro municipios colindantes, los de Marinaleda le llaman el «cinturón de hierro». ¿Les dice algo la expresión? Por otra parte, ¿qué más les dará a ellos?  ¿O sí les da? Obsérvese que Marinaleda es el pueblo más pequeño de los cinco, por si sirve de algo tal observación. Quiero decir que, a estos efectos, no es lo mismo vivir en Lizarza, con poco más de 600 habitantes, que hacerlo en San Sebastián. La libertad personal se vive de otro modo. En los sitios pequeños, la libertad personal requiere de bastante más testiculina, con perdón.

                Y, ¿qué ha sucedido con otros feudos tradicionales del CUT-BAI? Pues tampoco les ha ido muy bien. «En conjunto, se puede afirmar que la CUT ha experimentado un considerable descenso en votos, especialmente en sus lugares tradicionales», comenta, con tristeza, Antonio Torres en Kaos en la red. En realidad, bastante desastroso todo. Solo Pedrera y Gilena siguen siendo del CUT-BAI de Sánchez Gordillo. No hace falta pormenorizar lo que han perdido.

                  Y se preguntarán: ¿cómo es posible que un bastión de la izquierda radical, históricamente hablando, cual es la Sierra Sur de Sevilla, no haya importado el paraíso comunista existente en el pueblo de la lado, Marinaleda? ¿Qué sentido tiene que, incluso, se hayan derechizado cuando, según la prensa y tantos escribientes, aquello es un maravilloso oasis, sin impuestos apenas, sin policía, sin paro, con la vivienda a 15 euros y la guardería a 12, con una gestión directa de los vecinos del pueblo a través de las asambleas? ¿Tiene algún sentido que la oferta político-social del pueblo de Marinaleda no tenga el más mínimo interés para los pueblos de alrededor? Algo debe fallar en el oasis paradisíaco mariñaledo. Algo huele a podrido.

            
              Insisto en la figura de la imagen porque da muchas pistas de lo que allí sucede. En este sentido, no hay problema en afirmar que Marinaleda es un islote del CUT. El «paraíso comunista», como tantas veces se le denomina en esa «literatura» romántico-progre tan arraigada, es, en realidad, un «oasis» rodeado de arenas, figura también bastante utilizada por periodistas y demás escribientes y portavoces. Claro que también se podía utilizar otras, como el del islote desconectado del resto del mundo, pero esta no tiene buena «prensa». Yo me inclino, sin embargo, por ella.




Argako urretxindorra

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