martes, 14 de agosto de 2012

Marinaleda, el paraíso comunista: cómo construirse un feudo propio. (Parte III).

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Continuamos con la construcción del paraiso. Mi tesis es simple: Marinaleda no es un paraíso. Es una república que se aisla a sí misma del resto en todo cuanto le conviene para hacer y deshacer a su antojo. Y sigo sin referirme a Sáchez Gordillo. Me refiero a la mayor parte de los habitantes del pueblo, que se han montado un auténtico chiringo comunista por propia voluntad. Hasta ahí, que con su pan se lo coman. Pero es que, para ello, los medios son ruines, inaceptables, totalitarios, con el miedo como instrumento y la imposición como método.


El «islote» de Marinaleda.

                Como diría Rosa Díez, cuando era consejera de Turismo del Gobierno vasco en coalición con el PNV, «ven y cuéntalo». Pero en Marinaleda es «venid pocos y a ver qué contáis». Es más al modo albanés de Enver Hoxha. Otro enfoque, vaya.

                No es que en Marinaleda no quieran visitantes, no. Pero ellos invitan a su casa a quienes quieren, como es normal. Por ejemplo, en más de una ocasión, concejales del pueblo del PSOE ni son del pueblo ni viven en él. Aunque hay votantes del PSOE no hay ninguno interesado en presentarse en listas electorales que no sean las del CUT. Esto no es raro. También pasa en otros municipios españoles pequeños como Lizarza, Galdácano, Ortuella, etc., en el País Vasco, tan lejos y tan cerca de Marinaleda («Bilbao, 1000,00 kilómetros», ¿recuerdan?).

                La cuestión demográfica tiene derroteros particulares. El pueblo es netamente agrícola, con buena parte de sus habitantes trabajando en las cooperativas del campo o en cooperativas relacionadas directamente con el tratamiento, envasado y comercialización de tales productos. Además, se ha de recordar que, en plena crisis mundial, Marinaleda tiene «paro cero», como bien se encargan de proclamar unos y otros. Un pueblo netamente agrícola y sin paro debe provocar necesariamente un auténtico efecto llamada de inmigrantes de toda condición a la búsqueda de algo que echarse a la boca. Debe estar lleno de subsaharianos, de magrebíes, de rumanos, de bolivianos…de españoles.

Pues, no. En 1996, la población era de 2.622 habitantes, y en 2011 de 2.778. Un crecimiento del 5,95%. ¿Quiere decir esto que ha habido 156 inmigrantes que se han instalado en Marinaleda en estos 15 años? No. Si restamos el crecimiento vegetativo del pueblo (los que nacen por los que se mueren), que es positivo en 106, nos queda que la inmigración ha sido de 50 personas. El Instituto de Estadística y Cartografía de la Junta de Andalucía, en su flamante Sistema de Información Interterritorial de Andalucía –flamante pero malillo-, especifica que el «número de extranjeros» -no aclara si residentes, habitantes, o qué- es de 61 personas.

O sea, que un pueblo de Andalucía que se dedica básicamente a las tareas agrícolas y que es un oasis sin paro… ¿solo tiene 61 extranjeros? ¿Solo tiene un 2% de inmigrantes? Esto… ¿qué pasa aquí? ¿Es «natural» que en estas circunstancias, Marinaleda no esté lleno de oriundos de Nigeria, Bolivia, Rumanía, Marruecos... o España? Porque hay poblaciones españolas en el que la tasa de inmigrantes supera el 35% de la población. ¿Es que los inmigrantes no son bien recibidos en Marinaleda?

En la web institucional del ayuntamiento marinaleño hay una página propiedad del SOC, Sindicato de Obreros del Campo, del que el señor alcalde es dirigente. No parece, a mi modo ver, muy democrático el uso de la web institucional de un ayuntamiento por parte de un sindicato «único». Imagínense ustedes que en la del ayuntamiento de Sevilla, hubiese una página de presentación, uso y disfrute del Partido Popular. Inimaginable, ¿verdad? Pues en Marinaleda son así las cosas.

Y el SOC, en la paginilla, nos deleita con una parrafada al mejor estilo cheguevaresco, que termina así: «Por supuesto que nuestro sindicato además de clase y por tanto de izquierdas y cuando decimos izquierda, la izquierda revolucionaria, nacionalista, utópico (sic), internacionalista, ecologista y desde luego defensor de los derechos humanos comenzando en este instante preciso por los inmigrantes a los que consideramos, una vez pisen Andalucía, trabajadores andaluces con todos los derechos» (las negrillas son mías).

Termina así, lo aseguro. Al margen de la cuestión sintáctica, en Marinaleda, en cuya web oficial colocan esto tan rancio y falso, ¿dónde andan esos inmigrantes? ¿O es que si «no pisan» Marinaleda, se acabó el problema? El asunto parece estar en ese detalle: que los inmigrantes, sean de donde sean, no lleguen al territorio municipal.

Yo diría que no interesan los inmigrantes en Marinaleda. Te terminan por joder el «paraíso comunista» porque te suben el paro, les tienes que dar de comer, de dormir, casa a 15 euros al mes, plazas en el cole y en la guardería a 12 euros al mes, asistencia sanitaria, trabajo con todos los derechos… Y, lo que es peor: te pueden cambiar la estructura social del pueblo y eso es innegociable en Marinaleda. El control sobre los habitantes por parte de los dirigentes es férreo. No se admite que personas de otro cariz puedan instalarse. Nihil novum sub sole. La historia, se repite aun en sus peores sucesos.

Para estas historias de los inmigrantes, más vale ser islote sin ferry que oasis utópico. ¿Quieren saber una cosa? ¿Adivinan cuál es la nacionalidad mayoritaria de los pocos extranjeros de Marinaleda? Sí señor, lo han adivinado: del Reino Unido, el 51%.

Argako urretxindorra

1 comentario:

  1. En mi opoinion España esta con metalidad del año 1938...las generaciones q han nacido en esta epoca,y q viven ahora no les interesa el futuro de su pais..mucho patriotismo,nacionalismo,fronterismo.....ESPAÑOLES FRANCO HA MUERTO...TENEIS UNA VIDA...HAY Q VIVIR....DJAR VIVIR A OTROS...EXTR....TRATERESTRES

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