Me llamo Pedro y tengo nueve años. Escribo esto porque estoy muy contento. Llevaba mucho tiempo triste porque, en mi casa, éramos pobres. Y mi papá y mi mamá, pues no hacían nada, más que estar callados y serios. Mamá solía llorar enseguida y a papá también le vi hacerlo en su cuarto una noche que me levanté a hacer pis. Pero el otro día pasó una cosa que lo ha cambiado todo. Hubo una cosa que se llama huelga general. Y ya no somos pobres. Mi papá y mi mamá se han ido a comprar y han traído un montón de bolsas con muchas cosas. Han traído jamón. Y mis hermanos y yo nos hemos puesto como el quico de comer porque nos gusta un montón, pero hacía mucho que no había en casa.
Mi mamá estaba llorando otra vez pero ahora no era de pena, porque lloraba y se reía todo a la vez: no sé cómo lo hace. A mis hermanos y a mí nos besó muchas veces; al principio me gustaba porque hacía tiempo que no me daba besos. Pero luego yo no quería porque me mojaba con las lágrimas y me espachurraba mucho. Y mi papá la cogió y la levantó del suelo dos o tres veces y se dieron unos besos… en la boca ¡Puaj, qué asquete!
Mi papá no trabajaba. Bueno, antes sí, pero luego no. Se paró o se quedó parado, o algo así. Y después, mi mamá tampoco trabajaba y se quedaba en casa también. Y nos hicimos pobres. Hablaban poco y, a veces se enfadaban con todos. Mi madre nos gritaba por nada y mi padre daba algún portazo o puñetazos en la mesa sin decir nada. Y mis hermanos y yo nos asustábamos y nos poníamos tristes. Mi hermana Laura, que tiene cuatro años, se echa a llorar cuando a papá se le hincha la vena.
Lo bueno es que ahora veíamos más a la abuelita Chelo. Porque venía a casa muchos días y siempre nos traía cosas del súper. Yo le ayudaba a subir las bolsas cuando llamaba al telefonillo. Y también íbamos más a su casa los sábados y los domingos, a comer. La abuelita Chelo siempre se ríe y nos manda sacar a Ron a la calle después de comer para jugar con él. Ella se queda con mis papás hablando todo el rato. Y luego, nos da la merienda. A veces, nos trae ropa de mis primos, que son más mayores, y le dice a mamá que ya la ha arreglado para mi hermano Kico o para mí. Yo no sé qué le arregla porque solo se arreglan las bicis o los coches pero la ropa no.
Mi mamá nos ha dicho que después de lo que pasó el otro día, lo de la huelga general, ya está todo bien y que, como ya no están parados, nos vamos a ir a comprar zapatillas nuevas a un sitio que se llama El Corte Inglés, que es de ricos; pero como nosotros ya no somos pobres, podemos ir tranquilamente.
Mi papá ha dicho que se va a comprar un coche porque el que teníamos lo vendió. Le ha dicho a mamá que le han llamado del banco, pero yo no le he visto enfadado como otras veces. Era por no sé qué de que le iban a regalar dinero o a dejárselo para su coche y para lo que quiera hacer con él. Es la primera vez que está contento aunque hable del banco.
Mis papás nos han dicho que ahora tenemos un cumpleaños más, que es el 29 de marzo y que siempre vamos a hacer una fiesta para celebrarlo. Que con la huelga general, todo se ha arreglado y vamos a estar muy a gusto y muy felices siempre. Y me han dicho que ahora tenemos que rezar a unos santos nuevos que se llaman San Toxo y San Cándido, y otros más que no me acuerdo, porque nos han salvado de ser pobres.
Y ya me despido porque nos vamos a ir al zoo, que nunca hemos estado, y, además, al macdonals a comer.
Pedro.
Arga-ko urretxindorra