sábado, 24 de marzo de 2012

El último discurso de Jordi Pujol como presidente de CDC


Jordi Pujol ha hecho su último discurso como presidente de Convergència Democrática de Catalunya en su XVI Congreso. Coincide su discurso con la presentación del tercer volumen de sus memorias, presentación que se ha suspendido por recomendación de la policía ante la posibilidad de incidentes en zonas aledañas al Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, lugar elegido para el evento. Asimismo, ha coincidido con la decisión del Gobierno de Cataluña de sacar de Cataluña al Tribunal Supremo, supliéndolo en buena parte de sus tareas por el TSJ de Cataluña, hecho de suma importancia y barbaridad inaceptable.
                Jordi Pujol, hombre inteligente, culto, gran luchador, conservador, tanto en lo personal como en lo político –un poco carca, se califica a sí mismo en sus memorias-, continúa teniendo un enorme peso dentro de su partido y en la vida política catalana. En más de una ocasión se le ha tenido por “hombre de estado” y siempre ha sabido estar en el momento justo y en el lugar apropiado.
                Hombre nacionalista catalán hasta la médula, ni siquiera ahora ha sido capaz de contestar directamente si es independentista o no lo es. Sin embargo, no cabe duda de que, al margen de lo que él diga, lo es, es profundamente independentista. Y, al propio tiempo, un hombre muy inteligente con una capacidad estratégica muy notable. Esta última característica suya le ha permitido estar siempre en el candelero, no definirse cuando le interesa y seguir siendo referencia para nacionalistas y no nacionalistas.
                En su último discurso en el Congreso de CDC, vuelven a aparecer sus características de siempre. Habla de un “combate de alta carga épica”, de CiU como “única tropa de choque” o de que “para mí, después de la sentencia del TC [sobre el Estatuto de Cataluña], vivimos en un Estado sin Constitución [se refiere al Estatuto] y nos han dejado de lado.”
                Básicamente, el nacionalismo de Jordi Pujol, que sigue siendo, hoy por hoy, su alma mater, tiene como fundamentos la independencia, la constitución de Cataluña como nación independiente de España y la integración de Cataluña en el seno de la Unión Europea. La independencia como paso previo e ineludible para obtener la segunda; y la tercera como seno protector y legitimador, internacionalmente hablando, ante la existencia de una hipotética España contraria a todo ello.
                Las razones de Pujol para ser nacionalista catalán –nunca dirá independentista puesto que eso es algo temporal, un paso previo necesario, algo instrumental- son obviamente muchas: desde razones meramente sentimentales hasta razones intelectuales –profundamente falsas pero muy bien construidas-, sin dejar de lado intereses importantes de índole personal y familiar. Jordi Pujol cree en Cataluña como nación, trabaja intensamente para conseguir que así sea y su famosa indefinición sobre si es independentista o no lo es resulta un cálculo estratégico de poca importancia.
                Pujol reconoce que hoy por hoy “la independencia no es viable o es difícilmente viable”. “Pero tampoco es viable la Cataluña que nos quieren imponer desde un punto de vista económico, social, judicial y lingüístico”. Es decir, CDC ha de conducir el “combate de alta carga épica” con CiU como “única tropa de choque”. Obviamente, el de enfrente es España.
Arga-ko urretxindorra

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