martes, 10 de septiembre de 2013

Música coral de la Iglesia Ortodoxa impresionante, de Rachmaninoff

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Me gustaría que escachaseis esta pequeña composición de Sergey Rachmaninoff (1873 – 1943). Es magnífica y la interpretación que os señalo es deliciosa. En este caso, se trata de una composición sobre el Salmo 1 correspondiente a la Misa de Vísperas ortodoxa, opus 37.

Es una composición exclusivamente coral a capella que Rachmaninoff estreno –y creo que escribió ese mismo año- en 1915, poco antes de la Revolución Bolchevique de 1917. Es impresionante, al menos para mí, ser consciente de que semejante maravilla no se habría estrenado, ni probablemente escrito, por dos meros años.

La liturgia ortodoxa, como sabéis, es riquísima en todos sus aspectos: su simbología, su profundidad, sus ritos, su riqueza espiritual… y la duración de la misma, siempre larga. Uno de sus aspectos más interesantes es la riqueza musical. Y, más concretamente, la ausencia de instrumentos, dejándolo todo a la voz.

Las composiciones, desde las más simples a las más complejas, tienen una profundidad que no dejan indiferente a nadie. A veces resultan verdaderamente escalofriantes. Eso se debe a varios factores. Pero voy a destacar dos de ellos: por un lado, son composiciones hechas para cuatro voces que, a lo largo de la misma, se convierte en seis o hasta siete voces distintas, con la dificultad compositiva que eso entraña y la riqueza que supone.

De otra parte, la utilización del basso profondo, de la voz más grave que existe, con notas tan graves, a veces, como un La 1. Esta nota es un fenómeno vocal: se denomina subsubcontraoctava (semejante nombre ya impresiona y da una pista de que no es fácil emitirla). Significa que tiene una frecuencia –así se mide el tono del sonido- de nada más que 13,75 Hz. Si tenemos en cuenta que cuando hablamos, nuestro rango habitual (masculino) es de entre 500 a 3500 hz, la comparación es elocuente.

En esta composición la nota más baja que dan los bajos es un La2. La tonalidad es de re menor (los tonos menores “suenan” más melancólicos, incluso tristes, que los mayores). Y si os fijáis en la partitura, no hay clave de compás, es decir, el compositor deja a la interpretación del director el tempo de la composición.

El vídeo solo muestra la partitura. Pero creo que es relativamente fácil de seguir si os fijáiss en un solo pentagrama. Yo os propongo el de las voces graves, el que está más abajo en la partitura. Si os perdéis, iros a los finales de frase, que se caracterizan por las notas más largas: blancas o redondas con calderón.
En todo caso, también se puede escuchar con los ojos cerrados y los cascos, que permiten oír las notas graves de verdad, cosa que los altavoces del ordenador no son capaces. Quizá es aún más delicioso y especial.
Disfrutadlo.


 Arga-ko urretxindorra

2 comentarios:

  1. Tengo muchas partituras. Si necesitan algo que yo tenga, con agrado se las envío. Atentamente: Rosa Lagos Z.

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    1. Hola Rosa, estoy muy interesada en conseguir partituras de música ortodoxa, te agradecería muchísimo que nos pudiésemos poner en contacto.

      Atentamente.

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