Es obvio que la
justicia no es igual para todos. No hablo de las sentencias judiciales sino del
concepto de justicia.
Imagínense que supongo
que Podemos
era sincero cuando se nombró a sí mismo adalid de la lucha contra la corrupción
de los políticos –de los demás
políticos-. Se entendería que, en su toma de postura, exigiera la dimisión de
todos aquellos castizos políticos
imputados en algún caso judicial. Puede opinarse que, a lo mejor, resulta
exagerado pero podría entenderse.
Imagínense ahora que
una miembra de las que mandan dentro
del partido, una miembra nada menos
que del Consejo Ciudadano Estatal, obtiene el puesto de concejala del
Ayuntamiento de la capital de España y es nombrada –o elegida por los suyos- portavoza del Consistorio.
Imagínense que esta
misma supergüay señorita está
imputada en un proceso desde hace cuatro años. Bien. ¿Qué tiene que hacer su
luchador partido Podemos?
Otra pregunta: ¿qué va
a hacer su justísimo y limpísimo partido podemita? Pues eso, con dos narices.
Rita Maestre asesorando en un escrache |
Bueno, pues no hay
nada que imaginar. Es todo así de real. Resulta que esta superwoman se llama Rita Maestre y, en efecto, es una
tipa muy lista y muy preparada. Por eso acapara cargos de responsabilidad en el partido y, ahora, en la delegación del
partido en que se ha convertido el Ayuntamiento de Madrid de un día para otro.
Por supuesto, no solo
no le van a pedir –exigir, como
solían decir antaño- la dimisión de sus cargos políticos varios, sino que la
van a defender a sangre y fuego –es un decir- contra todo aquel que siquiera
insinúe que debería marcharse a sus labores –las que sean, no me
malinterpreten-.
Quizá tengan razón
para actuar así; verán. En primer lugar, es jefaza. Es una de las miembras de la casta dentro del partido
–no sé si están familiarizados con esta terminología-. ¿Quién es el guapo que
le dice algo a un gerifalte del politburó?
En segundo lugar, y
fíjense bien: ella asegura que “esta
imputación no confronta con el código ético del partido instrumental”. Es
decir, que lo que dicen que hizo –que sí lo hizo- no se puede considerar nada
por lo que ser imputado. Porque para su
ética y la de su partido estuvo
pero que muy bien. Más o menos lo de Ada
Colau (“No haremos caso de las leyes
que nos parezcan injustas”), pero dicho en español complicao.
Nuestra estupenda portavoza es una de aquellas que asaltó
la capilla de la Universidad Complutense en pelotas de cintura para arriba al
grito de… (no me apetece repetirlo).
Como ven, todo un
ejemplo, un paradigma de cómo hacer las cosas democráticamente. Consiste en que
los de mi casta sí pueden hacer lo
que niego al resto. Y que los de mi casta
están más allá de las leyes de los ciudadanos, que para eso son los de mi casta.
Argako urretxindorra
No hay comentarios:
Publicar un comentario