martes, 16 de junio de 2015

Tú sí, tú no, tú no, tú no, tú no

Es obvio que la justicia no es igual para todos. No hablo de las sentencias judiciales sino del concepto de justicia.

Imagínense que supongo que Podemos era sincero cuando se nombró a sí mismo adalid de la lucha contra la corrupción de los políticos –de los demás políticos-. Se entendería que, en su toma de postura, exigiera la dimisión de todos aquellos castizos políticos imputados en algún caso judicial. Puede opinarse que, a lo mejor, resulta exagerado pero podría entenderse.

Imagínense ahora que una miembra de las que mandan dentro del partido, una miembra nada menos que del Consejo Ciudadano Estatal, obtiene el puesto de concejala del Ayuntamiento de la capital de España y es nombrada –o elegida por los suyos- portavoza del Consistorio.

Imagínense que esta misma supergüay señorita está imputada en un proceso desde hace cuatro años. Bien. ¿Qué tiene que hacer su luchador partido Podemos?

Otra pregunta: ¿qué va a hacer su justísimo y limpísimo partido podemita? Pues eso, con dos narices.

Rita Maestre asesorando en un escrache
Bueno, pues no hay nada que imaginar. Es todo así de real. Resulta que esta superwoman se llama Rita Maestre y, en efecto, es una tipa muy lista y muy preparada. Por eso acapara cargos de responsabilidad en el partido y, ahora, en la delegación del partido en que se ha convertido el Ayuntamiento de Madrid de un día para otro.

Por supuesto, no solo no le van a pedir –exigir, como solían decir antaño- la dimisión de sus cargos políticos varios, sino que la van a defender a sangre y fuego –es un decir- contra todo aquel que siquiera insinúe que debería marcharse a sus labores –las que sean, no me malinterpreten-.

Quizá tengan razón para actuar así; verán. En primer lugar, es jefaza. Es una de las miembras de la casta dentro del partido –no sé si están familiarizados con esta terminología-. ¿Quién es el guapo que le dice algo a un gerifalte del politburó?

En segundo lugar, y fíjense bien: ella asegura que “esta imputación no confronta con el código ético del partido instrumental”. Es decir, que lo que dicen que hizo –que sí lo hizo- no se puede considerar nada por lo que ser imputado. Porque para su ética y la de su partido estuvo pero que muy bien. Más o menos lo de Ada Colau (“No haremos caso de las leyes que nos parezcan injustas”), pero dicho en español complicao.

Nuestra estupenda portavoza es una de aquellas que asaltó la capilla de la Universidad Complutense en pelotas de cintura para arriba al grito de… (no me apetece repetirlo).

Como ven, todo un ejemplo, un paradigma de cómo hacer las cosas democráticamente. Consiste en que los de mi casta sí pueden hacer lo que niego al resto. Y que los de mi casta están más allá de las leyes de los ciudadanos, que para eso son los de mi casta.


Argako urretxindorra

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