domingo, 14 de junio de 2015

Pamplona ya tiene alcalde de Bildu: para qué ha matado ETA.

Joseba Asirón, nuevo alcalde de Bildu en Pamplona, ayer
El sábado ha sido un día triste para mí. Es un sentimiento personal. Para otros, ha sido un día de jolgorio y alegría: es otro sentimiento personal.

Un hecho: el sábado, un alcalde de Bildu-Batasuna ha sido elegido alcalde de mi Pamplona por otros políticos, que no por los pamploneses.

De este hecho viene mi sentimiento; del mismo hecho procede el sentimiento de esos otros.

Este hecho ya estuvo a punto de suceder hace 36 años. Ganó aquellas municipales la UCD, y Herri Batasuna, con el infausto Patxi Zabaleta a la cabeza, quedó en segundo lugar. La diferencia entre ambos fue de solo 800 votos. La tercera fuerza, el entonces Partido Socialista de Euskadi – Partido Socialista Obrero Español (sí, entonces era “de Euskadi”), fue la tercera fuerza con un 6,5% de votos menos que la UCD.

Fueron días convulsos, de esos de llegar a las manos. La aritmética quedaba así:

UCD + UPN = 13 concejales.
HB + PSE_PSOE + PNV = 14 concejales.

Patxi Zabaleta (HB) se postuló para ser el alcalde; le separaban tan solo 800. Pero no fue alcalde. En aquellos días convulsos de llegar a las manos, el PSE-PSOE se negó a votar un alcalde de HB. Finalmente, se produjo el estrambote: el alcalde fue Julián Balduz, tercera fuerza, con los votos de su propio partido, del PNV y, curiosamente, los de HB, segunda fuerza que se quedó sin la alcaldía querida.

En 36 años han sucedido muchas cosas. Por ejemplo, que la distancia entre UPN y Bildu ya no es de 800 votos, sino que el primero duplica al segundo.

Pero han sucedido más. Hasta entonces, los representados por Herri Batasuna en el ayuntamiento habían asesinado en las calles de Navarra a

1.- Joaquín Ímaz Martínez (1977).
2.- José Manuel Baena Martín (1978).
3.- Manuel López González (1978).
4.- Francisco Berlanga Robles (enero, 1979).
5.- Jesús Ulayar Liciaga (ex alcalde de UPN en Echarri-Aranaz, enero 1979).
6.- Pedro Fernández Serrano (abril, 1979).

Seis personas asesinadas. Y Herri Batasuna no consiguió la alcaldía de Pamplona. Desde entonces hasta hoy, hasta que, por fin, la han conseguido, han tenido que asesinar a:

7.- Carlos Sanz Biurrun (octubre, 1979).
8.- Sebastián Arroyo González (enero, 1980).
9.- José Oyaga Marañón (1 de mayo de 1980).
10.- Jesús Vidaurre Olleta (1 de mayo de 1980, junto al anterior).
11.- Francisco Puig Mestre (16 de mayo de 1980).
12.- Francisco Ruiz Fernández (16 de mayo de 1980, junto al anterior).
13.- Ángel Postigo Mejías (junio, 1980).
14.- José Luis Prieto García (marzo, 1981).
15.- Vicente Luis Garcera López (abril, 1982).
16.- Juan Antonio García González (julio, 1982).
17.- Alberto Toca Echevarría (octubre, 1982).
18.- Gregorio Hernández Corchete (octubre, 1982).
19.- Fidel Lázaro Aparicio (28 de mayo de 1983).
20.- Antonio Conejo Salgueiro (28 de mayo de 1983, junto al anterior).
21.- Jesús Blanco Cereceda (junio, 1983).
22.- Jesús Alcocer Jiménez (13 de abril de 1984).
23.- Juan José Visiedo Calero (13 de abril de 1984, el mismo día en distinto atentado).
24.- Tomás Palacín Pellejero (13 de abril de 1984, junto al anterior).
25.- Luis Ollo Ochoa (mayo, 1984).
26.- Diego Torrente Reverte (junio, 1984).
27.- Alfredo Aguirre Belascoáin “Godo” (13 años, un “mal necesario”, según su asesina. 30 de mayo de 1984).
28.- Francisco Miguel Sánchez (30 de mayo de 1985, junto al anterior).
29.- Juan Atares Peña (diciembre, 1985).
30.- Mari Cruz Yoldi Orradre (63 años, repartidora de periódicos; seis hijos; octubre, 1987).
31. Antonio Fernández Álvarez (21 de agosto de 1988).
32. José Antonio Ferri Pérez (21 de agosto de 1988, junto al anterior).
33.- Julio Gangoso Otero (octubre, 1988).
34.- Francisco Almagro Carmona (junio, 1990).
35.- José Luis Hervás Mañas (junio, 1990).
36.- Eduardo López Moreno (abril, 1995).
37.- Tomás Caballero Pastor (concejal UPN en Pamplona, 6 de mayo de 1998).
38.- Francisco Casanova Vicente (agosto, 2000).
39.- José Javier Múgica Astibia (concejal UPN en Leiza, 14 de julio de 2001).
40.- José Carlos Beiro Montes (septiembre, 2002).
41.- Bonifacio Martín Hernández (30 de mayo de 2003).
42.-  Julián Embid Luna (30 de mayo de 2003, junto al anterior).

Treinta y seis personas más en estos 36 años. Cuesta, cuesta mucho escribir una lista tan larga, letra a letra, nombre a nombre. Te da tiempo a pensar en cada uno de ellos un momento mientras va apareciendo su nombre poco a poco. Eran personas vivas que los representados por Bildu decidieron que murieran. Como un césar romano, pusieron su pulgar hacia abajo, sacaron sus pistolas y les destrozaron la cara o les reventaron con una bomba. Como dioses de su infierno, decidieron que unas mujeres y unos maridos ya no volverían a ver a sus maridos ni a sus mujeres; que unos padres y unas madres ya no besarían nunca más la mejilla de sus hijos; decidieron que unas niñas y unos niños no serían criados, educados ni queridos por su madre o por su padre.

Esto ha pasado en los últimos 36 años.

Ya, apenas me importan los porqués. Lo que no quiero olvidar nunca es para qué: ¿para qué los mataron? Que cualquiera que lea esto, por favor, lo piense por un instante: ¿para qué los mataron? ¿Para conseguir qué?

¿Entiendes ahora el precio de la Alcaldía de Pamplona? ¿Entiendes ahora quién pagó del precio de la Alcaldía de Pamplona? ¿Entiendes ahora?

Por encima de las ideologías, de la política, de las mezquinas aritméticas, de los miserables acuerdos políticos, de los malditos sentimientos nacionalistas, muy por encima de todo ello, a años luz de distancia, hay muchas cosas todavía. Está la bondad, la verdad, la caridad, la honradez, la conciencia, el bien, el amor, la misericordia, la ternura, el corazón humano… está la vida.

Pero hay quien no quiere sacar la cabeza del marasmo putrefacto en el que viven, siquiera un momento, para respirar, para ver que sigue habiendo algo más ahí arriba, para sentir que hay límites y que esos límites son los que realmente nos permiten ser seres humanos.

Y tampoco quiero olvidarme de que casi todos hemos participado de esta matanza, de que casi todos hemos hecho posible esta matanza, cada uno en la medida de su comportamiento, de su actitud.

Todo lo que hacemos lo hacemos para algo. Asimismo, mucho de lo que no hacemos no lo hacemos para algo. Hacer y no hacer son ambas causas que buscan consecuencias.

En Pamplona, como en Navarra, como en toda España, en nombre de la política y del poder se han violado realidades que están muy por encima de ambas. ETA ha matado para algo; Telesforo Monzón creo Herri Batasuna para algo. Aquellos, para lograr torcer la voluntad del pueblo y de los gobiernos y para construir Euskal Herria. Estos, con sus diferentes nombres, para ser depositarios de los logros conseguidos por aquellos asesinatos y para construir Euskal Herria.

Pablo Iglesias, de Podemos
Lo que ha ocurrido en Pamplona y ocurrirá en el Parlamento de Navarra no ha de interpretarse o entenderse o circunscribirse a la política porque está más allá. Aquí, aupándose en una pila de 42 cadáveres, Bildu-HB ya está un paso más cerca de aquello para lo que nació. Y, subiéndose en ese mismo montón de cadáveres, el PNV, Izquierda Unida y Podemos les han dado sus votos para conseguirlo.

Entiendo, pues, perfectamente por qué Pablo Iglesias, en un arranque de ira, declaró en Tele5, en el programa de Ana Rosa Quintana, que UPN son “unos corruptos y unos sinvergüenzas”. Miente, porque no hay corruptos en UPN, ni siquiera imputados, después de décadas de gobierno y de innumerables campañas falsarias que nunca han llegado a nada. Pero él sabe que, desde la poltrona de su engreída superioridad moral, a cualquiera que señala con su dedo acusador lo convierte en corrupto; y a pocos les importa si es verdad o no. Y llamar sinvergüenzas al único partido que ha puesto los muertos en Navarra, eso no tiene nombre. Y toda su ira porque no estaba dispuesto a que alguien tuviera la infeliz idea de ponerse a pensar qué está sucediendo: había que desviar la atención inmediatamente. Ni siquiera los representantes de Bildu se atrevieron a contestar la carta abierta de María Caballero[1]. Pablo Iglesias fue el único. No es un problema local: Podemos y Pablo están esparcidos por toda España.


Argako urretxindorra

[1] María Caballero es hija de Tomás Caballero, subrayado en la lista de asesinados por ETA.

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