lunes, 13 de octubre de 2014

Ébola: El Padre Garayoa. (I)

El siete de agosto cumplió 62 años. En Kambia, Sierra Leona. Y sigue allí. Fue en 2005, para cinco años... y han pasado casi diez.

Ya había estado antes, precisamente, en otra época terrible paraSierra Leona, es decir, para la gente -las personas- de Sierra Leona. Y no tuvo suerte. En plena guerra civil, a él le secuestró uno de los grupos y lo fueron a fusilar el 25 de febrero de 1998. Él lo cuenta así: «Yo acababa de llegar y tenía fiebres tifoideas. Estaba recuperándome en el hospital de los Hermanos de San Juan de Dios en Mabesseneh cuando los rebeldes atacaron y nos llevaron como rehenes a tres religiosos, a un cooperante español y a mí.» «Cada día yo celebraba la misa con mis compañeros, sentados en el suelo, con una cruz de madera; partíamos un poquito de pan y chupábamos las migas. Di la absolución general dos veces. El 25 de febrero nos querían fusilar a las 2 de la mañana. Nos abrazamos, nos despedimos, ¡y a morir por Dios! Yo no tenía miedo. Te fías de la misericordia de Dios».

En efecto, se trata de José Luis Garayoa Alonso, el Padre Garayoa, misionero Agustino Recoleto nacido en un pueblo navarro, Falces, como no puede disimular tan pronto se pone a hablar. Por cómo dice las cosas y por las cosas que dice.

El Grandpa, el abuelito, como le llaman los niños en Sierra Leona, es un tipo duro y claro: «Después de pasar tres malarias, la solidaridad se acaba. Yo en tres años llevo 10 malarias y tres tifoideas. Si aguanto, es por fe, porque soy sacerdote y anuncio la Buena Nueva.»


A su pesar, el Padre Garayoa se ha hecho un poquitín famoso últimamente. Le han llamado varios medios de comunicación españoles a raíz de la muerte del sacerdote y médico español Manuel García Viejo, amigo muy personal de José Luis; por ello y porque tras la muerte de los misioneros españoles, ya solo quedan tres en Sierra Leona.

Decía en una entrevista poco después de la aparición del terrible brote: «Tengo miedo, mucho miedo, pero de una entrevista que leí hace tiempo se me grabaron a fuego estas palabras: "El miedo es el asesino del corazón humano, porque con miedo es imposible ser feliz y hacer felices a los otros." Solo se puede afrontar el miedo con la aceptación, porque el miedo es resistencia a lo desconocido. Llevo días recibiendo mensajes de teléfono y correos electrónicos preocupados por las noticias que tanto los periódicos como la televisión comentan acerca del nuevo brote de Ebola en Guinea Conakry. Los que me quieren, y lo entiendo, me invitan a ser más precavido y, si es posible, a dejar Sierra Leona para evitar el contagio». Y añade a continuación: «Si, como dice el Papa Francisco, el pastor debe de oler a oveja, conviviendo cerquita de ellas, con mucha más razón deberá estar presente si el lobo las ataca. Solo el asalariado huye cuando ve llegar el peligro. El buen pastor es el que da la vida por las ovejas. Y eso es amor que de Jesús de Nazareth aprendí. Nuestras vidas siguen estando en las manos de Dios, no en las de un virus así se llame Ébola».

A pesar de la enormidad de su tarea, la que él ha querido, la que él ha decidido por Dios y para los hombres, no deben creer que todo el mundo la reconoce, ni mucho menos. Es más, hay quien tiene una mente tan absurdamente retorcida como para enviarle algún correo electrónico tan zafio como malévolo. En la próxima entradilla transcribiré alguno y lo que José Luis Garayoa piensa al respecto. Además de sacerdote misionero, es navarro.

Argako urretxindorra


No hay comentarios:

Publicar un comentario