Y dale la burra al trigo. Vuelta con el argumento de marras: "No deberían haber matado a Excálibur. Era un tesoro para la ciencia".
Estoy segurísimo de que hay gente de buena intención que así lo ha creído. Otros, los menos, simplemente han cogido un argumento incontestable con el que defender su ética animalista y dar en los morros a quien se les ponga por delante.
Es vergonzoso, ya lo he escrito varias veces, la actitud y el comportamiento de unos cuantos, anónimos y conocidos. Cierto que no son muchos; pero como hacen ruido mientras los demás estamos en silencio, se les oye demasiado.
La idea maravillosa se utiliza cual cachiporra para curtir la badana del personal que no se atenga a su dictado. Pero es más falso que un billete de treinta euros.
Brevemente: ¿el perro era un tesoro para la ciencia? ¿Por qué? Entiendo que yo pueda hacer esa afirmación, que no tendría reparos serios a que los científicos experimentaran con él. Y sí me negaría rotundamente a que lo hicieran con personas. Pero no es aceptable viniendo de personas que se oponen frenéticamente a la experimentación con animales.
Entonces, según su ética, ¿cuál es la ventaja de estudiar al perro en vez de estudiar a las personas enfermas?
Ninguno de estos súbitos amantes de la ciencia aceptaría que se le hiciera nada al perro en nombre de la misma, como arguyen, ni siquiera para salvar vidas humanas ("Es vergonzoso que un perro pague los errores de la sanidad humana", Carlos Rodríguez Rodríguez, veterinario, programa Espejo Público).
Si con el perro no se puede hacer cosa distinta que con las personas, ¿dónde está el tesoro para la ciencia?
Argako urretxindorra
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