sábado, 11 de octubre de 2014

Ébola: un esfuerzo por desoír

Hablando de miserias y heroicidades. Decía un, todavía, joven colega a sus muchachos adolescentes para hacerles, ver de vez en cuando, su egocentrismo: "Yo, me, mi, mi mundo, mi vida... mi mierda." Me parece una síntesis maravillosa que da para pensar un buen rato.

Los chavales, a esa edad, son aún egocéntricos. Los adultos ya hemos dado el paso definitivo y somos plenamente egoístas. Y del egoísmo, primer hijo de la numerosa familia que tiene la soberbia, suelen ir de la mano sus hermanitos: la insolidaridad, la miseria de conciencia, la ruindad, la cobardía... no sería capaz de agotar tan numerosa prole.

Aunque uno es lo que es, las circunstancias suelen servir de disparador para mostrar a los demás cómo somos profundamente.

De los animalistas no diré una palabra por hoy aquí.

Me sobrecoge, una vez más, observar el panorama. Aquí, donde la vida de una persona, Teresa Romero, está en gravísimo riesgo, asisto a una nueva partida de ruines enemigos, que no adversarios. Unos, muertos de miedo, hacen gala de su inepcia en rueda de prensa, de su falta de decoro, de su chulería acojonada, de su inoperancia, de su cobardía, de su miserable sálvese quien pueda.

Los otros muestran su inquina política, su odio personal, su mala baba, su desproporcionalidad, su violencia y su falta de corazón.

No por conocido todo ello deja de desalentarme. Y la pobre Teresa Romero, mujer que lucha entre la vida y la muerte, mujer que fue tan valiente como para presentarse a cuidar los últimos días del doctor y sacerdote Manuel García Viejo, parece ser lo menos importante en todo esto. Hasta su perro fue colocado por encima.

Yo sí pido ahora la dimisión de Ana Mato, a la que su jefa la ha tenido que apartar de un manotazo por su tremenda no-gestión.

Yo sí pido ahora la dimisión de Javier Rodríguez, Consejero de Sanidad de Madrid, por su impresentable actitud y su probada falta de criterio.

Pero, ¿qué hago con los demás? ¿Qué hago con Arturo Pérez Reverte? ¿Qué hago con los sindicatos de la Sanidad pública madrileña? ¿Qué hago con Carlos Rodríguez, el veterinario de cabecera de Onda Cero? ¿Qué hago con las enfermeras del Carlos III que, sin estar en absoluto relacionadas con la unidad contra el ébola del hospital, muestran su violencia a las puertas del mismo ante la visita a Teresa del Presidente Rajoy? ¿Qué puedo hacer con ellos si no tienen dimisión que llevarse a la boca?

Dos hombres murieron después de salvar muchas vidas en África; una mujer está en gravísimo peligro de perder la suya por ayudar a los demás, errores humanos al margen... Pero algunos, la minoría ruidosa -ciudadanos, periodistas y políticos-, no quieren dejar que nos centremos en lo importante, en lo humano, en lo sensato.

Merece la pena hacer un esfuerzo por desoír el ruido ambiente y fijarse en lo importante; y callar; pensar; y... ¿rezar, tal vez?


Argako urretxindorra

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