jueves, 9 de octubre de 2014

Ébola: “Propongo poner en observación al perro y sacrificar a la ministra. No hay color”

Y escribe el muy guasón: “Propongo poner en observación al perro y sacrificar a la ministra. No hay color”… ¡Qué ocurrente! Qué gracioso… de no creerme que, viniendo de quien viene, lo dice en serio.

No sé si puso también un emoticono cachondo para aclaración del personal en este punto, pero imagino que no, dada la adustez del sujeto.

Aun le recuerdo en sus tiempos mozos reporteriles, su espigada figura, su gafas de pasta, contándonos las hazañas bélicas de aquellos países que tan lejos nos parecían entonces. ¡Quién lo iba a decir! Aquel chico no tenía pinta de escritor exitoso ni de sesudo académico de la R. A. E. Y mucho menos de tipo amargado… La vida (¿los hombres, tal vez?) no deja de sorprenderte.

Pero todo aquello se hizo realidad un tiempo después. Y aquel chico de voz atípica, flaco y alto, que usaba gafas de pasta y se la jugaba en los campos de batalla cambió. Cambió las gafas por lentillas, los reportajes por libros, el polvo de Gaza por el sillón del palacete de Miguel Aguado de la Sierra y el coraje por la amargura.

Y en estas estamos: aquel joven reportero, hoy escritor rico y excelentísimo académico, propone salvar a un perro y sacrificar a la ministra de Sanidad. Y cuando alguien le eche en cara su barbarie, él se reirá diciendo que sacrificar, en este caso, significa que dimita. ¡Ah, malpensados! Para algo es un escritor afamado y un señor académico..., eso sí, amargado.  



Argako urretxindorra

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